Samstag, 13. April 2013

Mujeriada

Ella le volvía a dar una oportunidad cada noche que seguía ahí. Y él la volvía a despreciar. A pesar de todo lo que había pasado y o tal vez por todo lo que ya había pasado, ella se volvía a lanzar a la batalla con el orgullo prendido. Por interés tal vez, por los niños quizas y por respeto y dignidad. Pero el amor ya parecía desaparecido. El amor propio tal vez nunca había existido. ¿Nunca?  Pues quién sabe cuando lo habría perdido. Hasta en el Siglo 21 es dificil ser mujer. Y no porque le hagan esto o lo otro, porque ella es fuerte y aguanta. La mujer encanta. Es por cómo se le trata en el qué hacer, y más depués del atardecer. El cuidado cotidiano que con la costumbre parece comenzar a carecer de cualquier placer. Están los detallitos que se acumulan y los que se van dejando. Como la flor que se marchitó por falta de interés. ¿Menos erótica la que virgen ya no es? La rajada partida por la madre ¿ya no sabe igual? Con su maternal flacidés y desfiguramiento primordial. Digna poco de pasión, cómo una cicatriz que nunca deja de sangrar. Sensual salvación cuando está vieja al fin se va para la chingada. Mujer que no sabe por qué de repente tanto se le desprecia. Y se nota en la forma de tratarla o peor ni tratarla aún esté ella parada en frente de él quién supuestamente la ama, ella quien sólo a él quiere ver. Y él ni la mira. Y menos cuando unas lindas nalgas güeras van pasando. Con perfume de juventud. Maquillaje de tengo el tiempo del mundo. Se dejan envolver los sentidos. Podría ser cruda la lujuría cómo en aquellos tiempos de altos rendimientos. Que se levanta el morbo. Qué aburrida la vieja pareja. Todo se deja. Ahi siempre está. ¿Para qué respetar lo que ya se tiene? Siempre se puede más. Siempre hay algo mejor ¿verdad?

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